Hoy estoy muy contento de presentar este caso.
Se trata de una mujer, con sus hijos ya trabajando y sus carreras terminadas, que siendo paciente habitual en quiropodología, presentaba una serie de artropatías ya muy degeneradas en el pie izquierdo que limitaban la movilidad de su pie y provocaban dolores e inflamaciones incapacitantes hasta el punto de minar seriamente la moral y su salud emocional.
En las fotografías podéis ver el pie que se mantiene en esa posición y con rangos muy cortitos de movimiento todo el tiempo.
Los soportes de las fotos son los segundos que le hicimos y que ya tienen unos meses de uso. Venía a revisión, pero supongo que lo que quería era enseñarme su sonrisa permanente, porque ella sabía ya que no había nada que revisar.
Pues bien. ¿Y si os digo que los soportes han influído en un porcentaje más bien bajo en su bienestar?
¿Y si os digo que no todo son plantillas?
La principal razón de que esta mujer se encuentre «mejor que en mucho tiempo» ha sido su propio trabajo físico. Sí. Sus soportes disminuyeron su dolor y aumentaron su confianza cuando quedó demostrado que el problema se podía frenar e incluso revertir, gracias a ellos. Y fueron la llave para el paso siguiente:
Esta mujer levanta pesas, mueve cargas y entrena fuerza y eso, junto con su tesón y su determinación, la han sacado de ese círculo de dolor e inflamación.
Sí, no se plantea quitarse las plantillas. Pero este resultado es gracias a la combinación ejercicio terapéutico- ortesis. Y no se puede separar.
Yo no lo olvidaría nunca.